Investigadores del Grupo Kaiser Permanente, la organización médica administrativa más grande de Estados Unidos, publicó recientemente un nuevo estudio en la revista americana de Perinatología que vincula las complicaciones congénitas, como la privación de oxígeno al nacer (asfixia por nacimiento/ encefalopatía hipóxico-isquémica) y la preeclampsia, a un mayor riesgo de trastornos del espectro autista.
Los investigadores evaluaron casi 600.000 nacimientos durante un período de 18 años entre 1991 y 2009, analizando los registros médicos de más de 6.000 niños diagnosticados con trastornos del espectro autista (ASD). Se encontró que los problemas durante el embarazo y los que ocurrieron durante la labor y el parto confirieron diversos niveles de riesgo de ASD. Aquellos expuestos a la preeclampsia (presión arterial alta durante el embarazo) y los que fueron privados de oxígeno al nacer (en una afección llamada asfixia por nacimiento) tuvieron más probabilidades de presentar autismo que aquellos que no presentaron ninguna complicación en absoluto.
De los 6.225 niños diagnosticados con autismo, el 37% tuvo complicaciones antes o durante el parto. Los niños con complicaciones únicamente durante el parto tuvieron un 10% más de riesgo de autismo; los niños con complicaciones durante el embarazo (antes del parto) tuvieron un 22% más de riesgo de autismo, y los niños con complicaciones durante el período prenatal y el parto tuvieron un 44% más de probabilidades de autismo.
Según el autor principal, el Dr. Darios Getahun, los resultados se sostuvieron “incluso después de ajustar factores tales como la edad gestacional y la edad de la madre, la etnia y la educación de la madre.
El estudio también observó que algunos factores que aumentaban el riesgo de autismo de los niños incluían:
- Separación prematura de la placenta del útero
- Posición atravesada
- Distosia fetal
- Tamaño fetal anormal
- Posición decúbito
- Prolapso del cordón umbilical
- Cordón umbilical expuesto
Según Alycia Halladay, directora científica de la Fundación de Ciencias de Autismo, el estudio “se añade a una literatura creciente” que relaciona las complicaciones obstétricas con el autismo. Subraya además la criticidad de la intervención temprana para lograr resultados óptimos, indicando que “todos los niños, pero especialmente los que tienen un riesgo elevado, deben ser examinados para descartar autismo entre los 18 y 24 meses de edad y seguirlos de cerca a lo largo de su desarrollo para asegurar que reciban “los servicios e intervenciones que necesiten tan pronto como sea posible”.
Getahun y sus colegas explican la utilidad de su estudio: “Este estudio plantea el potencial para la identificación precoz de niños en riesgo que podrían beneficiarse de una mayor vigilancia e intervenciones …” La identificación temprana de niños en riesgo es crítica, porque la intervención temprana con terapia de conducta y desarrollo en niños muy pequeños con ASD puede dar lugar a una mejor función cognoscitiva y de comportamiento a largo plazo.
Referencias